lunes, 22 de septiembre de 2008

Bajo los Annapurnas...

Hemos llegado a Pokhara, bajo la cordillera de los Annapurnas, tierra de trekking y escalada, y lo único que vislumbramos al llegar es que el cielo esta tan encapotado que no se ve nada…

Tras realizar la clásica maniobra de evasión al taxista, encontramos un hotel con piscina (aquí hay mas de 30º de temperatura) junto a la zona del lago (Central Lakeside) y desde aquí planteamos que vamos a hacer durante estos días. El plan de subir a la Pagoda de la Paz Mundial (mas hippie no se fabrica) se estropea ya que desde la tarde de nuestra llegada hasta bien entrada la mitad del día siguiente no para de llover. Cuando la cosa se para un poco, y ante la posibilidad de que la ruta este embarrada nos damos al típico paseo en barca por el lago. El barquero nos comenta que es lo mejor que podía pasar, que lloviese sin parar porque eso te da muchas posibilidades de que el día siguiente amanezca despejado permitiéndonos ver los Annapurna.

En vista de esto nos decidimos a preparar una excursión a la 5 de la mañana para ver el amanecer desde un punto alto. La noche discurre ante el asombro de lo rápido que se ha despejado el cielo y la incertidumbre de saber si va a durar…

Por fortuna, dura e incluso mejora dejándonos disfrutar de unas vistas increíbles…


Por la tarde recogemos la ropa que habíamos enviado a lavar, y descubro con el consiguiente encabrone, que la ropa no solo huele a estiércol sino que esta profusamente manchada de mierda (no mierda como cuando dices que algo esta muy sucio, sino literalmente, mierda de verdad) y aceite de motor o brea…

Bajo cual rinoceronte nepalí, a cargar contra los puercos de la tienda y descubro a la familia al completo con colchones en el suelo de la misma tienda, preparándose para dormir… Me la como doblada (¿Qué queríais, que le reclame los dos euros?) y me voy a recepción de mi hotel a que me la laven de nuevo, con el consiguiente coste por servicio Express y a sabiendas de que la mierda sale pero la brea no…

Como en los últimos días he recibido el impacto de sendas mierdas de pájaro (mas mierda, símbolo inequívoco de la suerte en Nepal), me he dejado llevar y he probado fortuna, primero acudiendo a un barbero de la zona para un corte de pelo y afeitado a cuchilla, vamos, un completo, y segundo para un vuelo en “ultraligero” (véase ala delta con motor) de 30 minutos por los alrededores de los Annapurnas…

El corte de pelo y afeitado se resuelve con un corte poco ortodoxo con flequillo a lo Ace Ventura y un afeitado que pasa del miedo a que me corte y me pegue a triquinosis, a la sorpresa de un acabado que roza la perfección…

El viaje en ultraligero, a pesar de estropearse el tiempo, resulta tal vez uno de los grandes momentos del viaje. A pesar del nerviosismo inicial, tanto el despegue como el vuelo en general es mucho mas suave que el del un avión comercial, y la sensación de riesgo se minimiza ante la emoción del paisaje…


Pedazo de friki el piloto ruso que llevaba mi cacharro...

Pues eso, que es muy recomendable, aunque es bastante caro, tanto, que las azafatas se han debido de pensar que éramos ricos y se han columpiado pidiéndonos casi 40 euros por un CD con nuestras fotos (ni en la Warner te sablean así)…

Ahora queda descansar y coger fuerzas para el tramo final del viaje en Katmandú, donde llegaremos en el día de mañana…



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