lunes, 15 de septiembre de 2008

Tarta de paella...

Comienza el viaje de vacaciones familiar 2008, y como de costumbre el lugar elegido cumple los requisitos habituales, calor, humedad y una extensa gama de enfermedades tropicales... Todos nos esperamos lo peor de la India y lo mejor de Nepal, y en un mes podré valorar si nos equivocábamos…


La jornada se inicia con algún que otro sobresalto (llegamos al aeropuerto sin la tarjeta de crédito con la que hemos realizado la compra de los billetes y sangramos para conseguir la numeración) pero conseguimos embarcar y despegar en hora…


Lo cachondo de dejarse la tarjeta concreta en casa es el pollo que organizas en un momento… Contactas con el banco en concreto a través de un 902 y les ruegas con tono lastimon que te faciliten los 8 primeros dígitos de la tarjeta, facilitando todos los datos necesarios para certificar tu identidad a una retrasada mental que trabaja los domingos de teleopera muy posiblemente desde alguna mierda de municipio argentino, para que te diga que no es posible que me facilite los dígitos…


Mientras pienso en los posibles daños cerebrales que provocan la falta de proteínas en la dieta de los crios del norte de argentina, una chica que va tras de mi sufre el mismo problema pero con un banco diferente, llama a su correspondiente 902 y tras facilitar su DNI, le dicen el numero de la tarjeta, y la numeración del código de verificación (sip, los tres numeritos de la parte trasera de la tarjeta que te permiten realizar compras online)…


Gracias a Dios, el cuñao aparece y salva la situación, el tiene una tarjeta igual del mismo banco y coinciden las primeras 12 cifras… Mientras me lo dice, la retrasada esta hablando con su jefe ya que me puesto en plan llorón, y me ha dejado escuchando la musiquita… Me planteo esperar unos segundos a que termine para ver si me facilita el número o no, y dilucidar si la insulto y vejo a distancia, o simplemente cuelgo…


Ya estamos en el avión y despegar desde Barajas intimida a la gente… Admitiré que a mí no me da nada de miedo volar pero siempre te da por pensar “Anda que si nos piñamos”, y es verdad, si te da por que se alineen los astros, pilles al perito piloto de comandante y a un técnico de mantenimiento chapucero, un minuto después de despegar puedes ser una estadística mas, así como el antiguo miembro de una familia que ahora, gracias a ti, es millonaria…


Después de comerte 22 horas de vuelo algún día que otro, ir hasta Delhi es un paseo, que además te permiten visitar Doha (todo sigue en obras, como siempre) y disfrutar de la maravillosa mezcla de 90% de humedad y 40º de temperatura (y es de noche)…


Despegamos de nuevo para solo 3 horas de camino, y nos sirven la cena. La estrategia de la Qatar esta clara, mucha comida, el aire acondicionado a tope, y películas y series dobladas en mejicano…


La comida no es apta para todos los públicos, es mas, si mi padre viajase, seguramente moriría de inanición ya que la comida es terriblemente asiática, excepto por la intrusión de un extraño postre… El primer contacto no revela nada extraño, parece un tarta industrial de limón, pero cuando te fijas lleva como hilillos colorados que se destintan… Coño!! Esto es azafrán (con lo caro que esta), y al destapar el envase efectivamente la tarta huele a azafrán… OK, coges el primer cacho y tras metértelo en la boca detectas algo que de nuevo descuadra… Esta llena de arroz!! Me cago en la leche, puto Ferran Adria, han deconstruido la paella en un postre y ha quedado asqueroso…


Después de todo la cosa no acaba mal, el pollo esta bueno y el vino es de Chile, acabo de cenar y trato de conciliar el sueño, quedan dos horas para llegar al infierno hindú…

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